Todo empezó en mi último año de carrera en la universidad. Notición para mi padre: "papi, estoy embarazada". La contestación espontánea de mi padre no os la voy a contar porque este es un blog "mono" pero ya os podéis imaginar la reacción de un padre cuando su hija de 22 años, de sobresalientes, supermega-responsable y supermega-independiente le da semejante noticia. Durante los 9 meses que duró mi embarazo, escuché de todo: "pero por qué te haces esto", "vas a echar a perder tu futuro", "tanto dinero invertido en tu educación para nada"... y yo pensaba: vaya panda de tontos (por ser mona), será que la maternidad vuelve idiotas a las mujeres? y a mi que cuanto más me tocan las narices más me crezco, decidí que todo lo aprendido, todo lo estudiado y ese carácter tan...persistente que me ha dado Dios, lo iba a materializar en un proyecto: mi propia empresa, bueno, dos empresas, pero eso lo dejo para el próximo capítulo.
No me he embarcado en esta aventura empresarial para demostrar a todos lo muchísimo que valgo (bueno, un poco sí) sino para demostrarme a mi misma que con esfuerzo, dedicación, trabajo duro y una muy buena organización todo es posible...hasta tener un día libre a la semana.
Os adelanto el título de mi siguiente post: papi, me voy a Logroño a vivir con mi hijo y a montar allí la empresa.
Por cierto, soy madrileña de nacimiento ,del resto del mundo por adopción y riojana por amor a esta tierra y al vino.
Para que os hagáis una idea de la cara de mi padre ante mi noticia "bombil". |