Primero, veo que hay un metro, no pueden pasar niños más altos de 1,60...y pienso:- hay niños más altos que yo, depresión 1.
Una vez dentro veo que mi hijo va derechito a la piscina gigante y yo, utilizando todas mis armas de persuasión le suelto: -gatito, mira qué tobogán tan chulo. Nada, no cuela, de hecho, me mira como pensando "eres tonta, eso es para niños pequeños". Pues nada, a la piscina de bolas gigante, depresión 2.
Ya estamos dentro de la super piscina gigante de bolas. Con niños MÁS ALTOS QUE YO (y que pesan más que yo, también), intento proteger-coger a sapito, misión fallida, parece que ha nacido para nadar entre bolas. Decido sentarme en el borde junto con otros padres. De repente, veo que unos cinco niños (o más) están haciendo corrillo mientras miran hacia donde yo estoy sentada. Pienso, "por favor Dios, que he tenido un día muy duro". No termino ni de rezar el padre nuestro cuando un montón de bolas aterrizan sobre mi cara, cabeza, tripa...PERO SERÁN C**, mi lindo sapito intenta defenderme, pero su amor por mi no puede y cuando se da cuenta de que es una guerra perdida se pasa de bando. Y le grito: 3 días, 3 días, estuve contigo de parto. Nada, ni eso le ablanda. Depresión 3, 4, 5, 6...
En fin, momentos como esos me hacen sentir menos culpable por no estar tanto tiempo como desearía con él. Es importante que se hagan este tipo de actividades divertidas en el tiempo que hay de familia, une y divierte. Si el tiempo de descanso lo dedicamos para ver la tele o en el ordenador...no sirve de nada.
Así es como acabo como se me ocurra dormirme en el sofá.. |